Ustedes
se preguntarán...qué estoy diciendo?! Cómo puedo darle la
bienvenida a una dolencia psíquica que es cada vez más frecuente?
Que es vivida con una intensidad de angustia y apatía que sólo los
que han pasado por ahí pueden entenderlas? Cómo es posible recibir
de parabienes a ese nuevo yo apático y desganado que interfiere,
triste e implacable, en el devenir de la rutina diaria, en la
organización familiar y en el trabajo, con bajas que se encadenan
eternas? Cómo le estoy dando la bienvenida a una enfermedad
estigmatizada que se le asocia inmediatamente con la locura y el
sinsentido, con la tristeza y la desesperación, con la incapacidad,
la apatía y la desesperanza?
Quizás
sea porque nuestra sociedad actual, desarrollada, contemporánea y
occidental, rechaza y resiste todo lo que implique dolor, para
nosotros y para los nuestros. Está claro que lo doloroso nos hunde,
nos da miedo y nos paraliza, pero a la vez, es necesario entender y
aceptar que el dolor es una emoción cuya función primordial es la
de indicar e informarnos que existe un desequilibrio interior que
debe ser resuelto cuanto más pronto, mejor. Partimos de la premisa de
que el dolor está a nuestro favor, que colabora como un aliado en
salvaguardar nuestra salud integral: la mental, la emocional y la
corporal. El dolor nos avisa para prevenir, para no tener que curar.
El dolor nos permite identificar lo que necesitamos mejorar o
cambiar, no es una condena ni una maldición, es una oportunidad para
conocerte más y mejor, para saber quién eres y no quién deberías
ser.
La
depresión alcanza también a la familia. La convivencia se trastoca,
los roles familiares tienen que reorganizarse, el ánimo del grupo
está de capa caída y la comunicación está como en cortocircuito y
a flor de piel...No obstante, ante aquello que aparenta ser
desesperanzador, se viven momentos sensibles que, siguiendo las
pautas y orientaciones adecuadas, pueden abonar el diálogo abierto,
el acompañamiento y la contención respetuosa, emotiva y afectiva
así, la familia puede colaborar de forma activa y provechosa en la
recuperación del familiar con depresión.
La
depresión es una enfermedad compleja pero una de las más tratables
y con un alto nivel de posibilidades de superación. En este sentido,
el criterio diagnóstico para la elección del tratamiento a seguir,
es un aspecto nodal en la reversión del proceso patológico de la
depresión, al punto que, por ejemplo, la ingesta de psicofármacos
de manera anticipada o inadecuada, puede complicar y cronificar el
cuadro clínico. La sugerencia es seguir un tratamiento diverso e
integrador, en el que sean asistidas y tratadas las áreas que suele
investir la depresión: la psicológica, la emocional y la corporal.
Sobre
estas temáticas que rodean a la depresión les hablaré en este
nuevo ciclo de charlas, refiriéndoles recursos, estrategias,
sugerencias útiles, orientaciones y asesoramiento fruto de mi
experiencia profesional, mis lecturas y formación, lo que probablemente, les haga replantear y repensar la
idea que tenemos de la depresión, tal cual la conocemos actualmente.
Les
espero en la Librería Éfora, los martes 19 y 26 de marzo y 2 de
abril, de 19.30h a 21:00h.
Precio: 10€ x charla - 25€ x ciclo.
Aforo limitado.
Reserva tu plaza al 619 312 995 (whatsapp) - silviastaps6@gmail.com - libreriaefora@gmail.com
Precio: 10€ x charla - 25€ x ciclo.
Aforo limitado.
Reserva tu plaza al 619 312 995 (whatsapp) - silviastaps6@gmail.com - libreriaefora@gmail.com
Comentarios
Publicar un comentario