A lo largo de nuestras vidas, experimentamos situaciones que emocionalmente pueden ser unas más complejas que otras. Estas situaciones particulares que acontecen, pueden haber dejado huella, una impronta emocional que, por su intensidad y por una imposibilidad real de respuesta o de elaboración subjetiva, provoca y genera una "herida" en la organización psíquica de los sujetos, lo que podríamos enunciar, básicamente, como trauma psiquico (Laplanche y Pontalis -1974). Estos hechos traumáticos pueden ser, por ejemplo, la muerte de un ser querido; divorcio; desempleo; enfermedades crónicas; violencia/maltrato; privación de la libertad; etc. No necesariamente estas circunstancias antes mencionadas serán traumáticas, ésto dependerá de factores como pueden ser, el grado de intensidad de la misma, la personalidad, la historia personal y socio-familiar del sujeto. La condición para que un hecho o situación devenga traumática es si ha sido reprimida, esto es, inhibida, callada, ocultada, lo cual disparará ciertos niveles de exigencia psíquica en el que el malestar insistirá (como síntoma) hasta que pueda ser dicho o explicado. Hablar sobre una experiencia dolorosa es la respuesta más saludable pero, la tendencia es silenciarla o intentar olvidarla, reforzando ciclos viciados de dolor y pesar interno.
Es un hecho comprobado que la posibilidad de abrirse y expresar esas complejas emociones, colabora en el bienestar y en una mejoría integral del sujeto. Poder manifestar lo que se siente o se sintió ante situaciones complejas y/o traumáticas, produce alivio, por lo que esta propuesta de utilizar el recurso de la escritura como terapéutica se basa en la idea primordial que la expresión creativa de hechos aún sin resolver en el pasado, reparan el presente y posibilitan una proyección subjetiva futura saludable y positiva.
La escritura, desde una perspectiva terapéutica, es una herramienta eficaz que colabora en el desbloqueo de los traumas reprimidos o situaciones complicadas, actuales o pasadas, desde la combinación de la creatividad y la reflexión personal. Por ejemplo, encontramos a Isabel Allende, la famosa escritora chilena por adopción, que escribió su conocida novela "Paula", escrita durante la hospitalización y posterior fallecimiento de su hija Paula, en 1992. La autora describió a esta novela como "una forma de terapia, es un camino para recuperar lo perdido" y así, poder transformar tanto dolor en algo interesante y provechoso para sí misma y para sus lectores. También puedo citar al ilustre escritor argentino Jorge Luis Borges, quien en una entrevista comentó cómo ideó y concibió su famoso cuento fantástico "Funes, el memorioso". Cuenta Borges que por aquel entonces sufría de insomnio, que al acostarse -quizás como estrategia infructuosa para conciliar el sueño- recordaba obsesivamente al detalle todos los muebles, rincones, paredes y objetos en general de sus casas, al detalle, sin pensar, sólo memorizandolo todo. El protagonista del cuento fantástico, Funes, sufre un accidente en el que pirde su memoria. Al tiempo logra recuperala pero de una manera exagerada, lo recordaba TODO, al detalle y sin poder evitar recordarlo todo, su memoria era infinita. Borges expresó con satisfacción que al escribir este cuento fue "como si hubiera encontrado el símbolo adecuado para el insomnio y me liberara de él a través del cuento; y haciendo una lectura psicoanalista, como si éste hubiera tenido una consecuencia terapéutica en mí". Efectivamente, trasladar fuera su malestar -no podía parar de recordar o rememorizar-, "depositándolo" en el personaje, acabó con su insomnio.
El cuento terapéutico está definido como una oportunidad para resolver una situación traumática o compleja, vivida en el pasado lejano o cercano mediante el recurso de la escritura (cuentos, narraciones, poesía, prosas, escritos libres, etc.) cuya característica principal es que el conflicto se resuelve y aclara positivamente con el escrito, podríamos decir, con un "final feliz".
Facilita la expresión consciente de un malestar inconsciente que pugna por salir. A través de personajes ficticios o autobiográficos, esta herida psíquica toma cuerpo, se materializa en el papel, en el escrito mismo, lo que propicia un acercamiento subjetivo a la problemática pero, a la vez, un cierto distanciamiento saludable de aquello que causa dolor o inquietud, rabia o impotencia, posibilitando algún movimiento dirigido hacia el alivio psíquico. Este es un ejercicio de "reconocimiento personal"y también, porqué no, de valentía que vale la pena experimentar. Es innegable el carácter catártico -liberación de aquello reprimido- de la escritura/cuento terapéutico casi instantáneo al finalizar un escrito, además de crear y re-crear un espacio de reflexión personal muy provechoso. Por ello les animo a escribir, acercándoles a continuación algunos posibles títulos/temas.
Facilita la expresión consciente de un malestar inconsciente que pugna por salir. A través de personajes ficticios o autobiográficos, esta herida psíquica toma cuerpo, se materializa en el papel, en el escrito mismo, lo que propicia un acercamiento subjetivo a la problemática pero, a la vez, un cierto distanciamiento saludable de aquello que causa dolor o inquietud, rabia o impotencia, posibilitando algún movimiento dirigido hacia el alivio psíquico. Este es un ejercicio de "reconocimiento personal"y también, porqué no, de valentía que vale la pena experimentar. Es innegable el carácter catártico -liberación de aquello reprimido- de la escritura/cuento terapéutico casi instantáneo al finalizar un escrito, además de crear y re-crear un espacio de reflexión personal muy provechoso. Por ello les animo a escribir, acercándoles a continuación algunos posibles títulos/temas.
Escribe sin fijarte demasiado en las formas, lo que importa es el contenido. Cuando lo releas una vez finalizado, verás que algo ya ha cambiado.
- Cuentos para mis hijos.
- Un dia inolvidable.
- Versos para mí y para tí.
- Un dia en mi vida.
- Recuerdos del alma.
- Personas que nunca olvidaré.
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