Gritos mudos
Lo escuché casi sin querer, mientras paseaba por la ciudad hace unos dias atrás. Me sorprendió como siempre, la oportuna sabiduría de nuestros mayores...
De pronto, una escena muy frecuente: madre, hijo y abuela intentando volver a casa después de estar un rato en el parque. La madre reniega con el niño que no se quiere ir, se enfada y le grita lo suficientemente alto como para llamar la atención de los que pasabamos por alli. La abuela, con una mezcla de vergüenza e incomodidad busca en mi mirada, anónima y pasajera, algo de complicidad y soporte externo para decir lo que siente y lo que piensa. Lo espeta con cierta solemnidad, alto y claro: "...gritale y gritale aún más..., pero, que lo sepas, cada vez menos te escuchará...y con el tiempo peor será!" La madre poco pudo agregar a lo dicho. Silencio.
Casi en verso, la abuela nos dio una lección de oro: si quieres tener una buena conexión y comunicación con tus hijos e hijas, mantén alejados a los gritos como aliados de tu autoridad. Has de ser consciente que gritar es una forma más de violencia que socaba su precoz autoestima, condiciona en negativo su capacidad de aprender y de socializarse. Tus gritos no harán que el niño obedezca o cambie, lo único que hacen es dejar al descubierto las inseguridades y frustraciones personales del adulto que le grita.
Casi en verso, la abuela nos dio una lección de oro: si quieres tener una buena conexión y comunicación con tus hijos e hijas, mantén alejados a los gritos como aliados de tu autoridad. Has de ser consciente que gritar es una forma más de violencia que socaba su precoz autoestima, condiciona en negativo su capacidad de aprender y de socializarse. Tus gritos no harán que el niño obedezca o cambie, lo único que hacen es dejar al descubierto las inseguridades y frustraciones personales del adulto que le grita.
Cierto es que hay muchas clases de gritos. Por ejemplo, estan los solidarios, los compartidos, los disfrutados, los que suplican ayuda o los que alertan, también los que piden...silencio!. Pero tambien estan los silenciosos, los gritos acostumbrados que devienen gritos mudos que ya nadie escucha porque no dicen nada nuevo, sólo se quejan y retumban como un inaudible eco cada vez más lejano.
Detente a pensar y reflexiona...cuando gritas, a quién le gritas en realidad? Gritas por que temes? Si es así, a qué o a quién temes? Es más fácil gritar a unos que a otros? Por qué?
...Quizas tú quieras seguir haciendo más preguntas...Luego, intenta contestarlas, seguramente aprenderas mucho de tí mism@.
Psic. Silvia Staps
Muy acertado, me muestro totalmente de acuerdo con lo referente a los gritos.
ResponderEliminarYo en particular soy sereno, y detesto en sobremanera los gritos. Tanto que cuando me gritan dejo de escuchar.
Seguiré tu blog, Silvia.
Un saludo.