Hacia
ya 15 años que se levantaba puntualmente a las 6:45.Todas las
mañanas, de lunes a viernes. Sí, sus horarios eran de funcionario y, si todo iba bien, en moto llegaba a la Delegazione Provinciale en unos 5'.
Roma
estaba cada vez mas caótica. El exagerado número de coches, taxis y
motos ruidosas no hacia más que enturbiarlo todo...Un capítulo
aparte dedicado a los turistas.
Para
no ser menos, enfiló hacia el parking de enfrente y se subió orondo a
su increíble Vespa restaurada hace poco. El sueldo aún le daba como para esos
caprichos.
De
camino, casi como una rutina, como una necesidad, se centraba en pensar
en su día de trabajo, sí, el que estaba por venir...
-”Hoy
es miércoles!”-, se dijo y al instante, le dio un vuelco el
corazón.
Le
tocaba cara al público, debía atender las quejas de los consumidores
que, pensaba, venían a por él, la cara visible y palpable de
todos sus problemas, -"no les interesa solucionar nada"- pensaba abatido-, "son consumidores insatisfechos..., mala combinación!"-
El sitio era el
perfecto porque podían descargar tensiones sobre alguien que no era ni familia ni amigo y
que, además, representaba a una institución pública ineficaz y consumida por su propia burocracia...Creía que era así, la gente venía predispuesta a eso, si no, no podía explicarse el porqué de tanta
violencia. A veces le costaba sostener aquel lugar...
-En
fin, otro miércoles de arena de circo y leones!- se dijo.
Al entrar a la oficina, una mirada esquiva y una rápida muesca en su boca, imperceptible para muchos, dejaba dicho que había alguien por ahí que le gustaba, y
mucho... Con ella comparte las amarguras de los miércoles. Bromean, se consultan, se escuchan, se estudian, se miran... Según él, de cara a la galería, decía -"...entre nosotros hay muy buena sintonía, solo eso!"-...y le dio otro vuelco el corazón.
De
camino a su jaula de trabajo, ya por el pasillo, oía los vítores y los gritos de una muchedumbre hambrienta y ávida por la lucha. Él
solo se ocupará de repeler y de pelear por su vida, de buscar salidas pacíficas y soluciones razonables al órdago de historias que estaban por arreciarle.
Pasadas las 3 de la tarde, al cerrar su ventanilla otro miércoles más, celebrará el seguir vivo, el haber sobrevivido un día más. -"Pobres mariposas...aunque quizás su belleza y lo bello está en ser efímero...-pensó-".
Estaba convencido que el ser humano es tan frágil como pedante al pretender saber cuál será el momento de su muerte, en pretender predecirla. Siempre ha sostenido fervientemente que, vivir
en función de una estimación de vida, es poco acertado porque es estadística pura..."-cómo puedes saber si estarás dentro o fuera de esos números? Imposible saberlo!"-.
Por eso, ante la duda, él
vivía así, como si fuese a ser su último día vivo en esta jungla
que es la humanidad. Le venía bien vivir así.
Entre
el miedo a entrar a la arena y la excitación contenida, caminaba otro día más, con paso firme y resuelto como todo un gladiador al
encuentro con su destino.
Texto e ilustración de Silvia Staps.
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