Está
claro que l@s amantes de las compras y los festejos tradicionales
están de parabienes en esta época del año. Disfrutan escogiendo
regalitos para sus familiares y amigos, pensando en el menú para la
navidad y para fin de año, en ir a comprar todo lo necesario y más,
los adornos, la mantelería, invitaciones por enviar...las luces, los
villancicos...y un sinfín de cosas por hacer y planificar! Y aunque
tantos preparativos estresen un poco, lo compensa en grande el poder
compartir con nuestros seres queridos tanta dedicación para los
encuentros familiares y las sorpresas inesperadas. Pero
esta época de fiestas no sólo son banquetes, compras y disfrute,
también coincide con el fin de un ciclo, termina y comienza un nuevo año,
lo que nos lleva a revisar los logros obtenidos como también
aquellos que quedaron en el camino, por cumplirse.
Como decía, concuerda con el
término del año académico, cuando se acumulan los
exámenes finales, estés en secundaria, bachillerato o
universidad. Se dispara un nerviosismo por aprobar, si es posible con buenas
calificaciones, dando inicio a una carrera a contrarreloj que nos
quita el sueño reparador necesario lo que nos tensiona física y
mentalmente. Sin embargo, alcanzar el objetivo propuesto nos brinda una gran satisfacción personal al avanzar en una nueva dirección a la vez que finalizamos
otras etapas importantes de nuestras vidas. También se acaba el
año laboral que nos hace acelerar el ritmo de trabajo
con la intención de dejar todo listo y programado para el año que
comienza, lo que conlleva un estrés añadido que genera más
cansancio y menos tiempo libre. No obstante, es saludable valorar
en positivo el poder estar en activo y trabajando, teniendo en
cuenta la injusta situación laboral de una importante porción de la
sociedad española que aún no ha podido encontrar un trabajo para poder
sostenerse a sí mismo y a sus familias dignamente.
Los
regalos son
un tema aparte. Muchos padres y madres se someten -a
conciencia- a la presión de sus hijos e hijas por su deseo de
tener tal o cual regalo, entendiendo erróneamente que, para
demostrar lo mucho que les quieren, han de cumplir sus deseos.
Así, son cautivados por las presiones y por los dictámenes de la
publicidad sin tener en cuenta alternativas válidas de consumo
responsable, socialmente más justas y ecológicas. Como puede ser
comprar juguetes de artesanía local, sin embalajes innecesarios, no
sexistas ni bélicos, que estimulen la creatividad adecuados a cada
tipo de edad, hechos con materiales naturales y biodegradables,
pagando sólo el precio del juguete y no además, su publicidad.
Es un buen momento para
recuperar la creatividad a la hora de celebrar estas fiestas, una
creatividad que nos ayude a no pasar la navidad y el
fin de año persiguiendo los sueños inalcanzables que nos proponen
los anuncios de la TV, sino que nos ayude a encontrar un camino más
realista para alcanzar nuestro anhelo más personal y que éste
tenga, como punto de partida, una forma de celebración que pondere
los momentos compartidos, las anécdotas familiares graciosas, el
aroma de las recetas de la abuela que inunda la casa, las risas de la
familia reunida en una misma mesa, la impaciencia de l@s más
pequeñ@s por la llegada de Papá Noel...Si nos paramos a pensar, en
definitiva, lo que más atesoramos de estas épocas no son los
regalos o el menú que degustamos, sino los buenos momentos y las
emociones vividas.
Les deseo unas Felices
Fiestas para tod@s!!!
Silvia Staps
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