Lo que seguramente un joven necesita en estos momentos de decisiones, es que lo ayuden a conocerse y reconocerse, a descubrir cómo es, cómo piensa, cuáles son sus verdaderos intereses, potencialidades y recursos, qué es lo que verdaderamente le gusta o le gustaría hacer. En esta transición, los padres pueden aportar recuerdos, anécdotas y características infantiles, juegos que le gustaban... Pueden ayudarlos a reconocer sus habilidades y estilos personales, enriqueciendo con reflexiones su percepción de la situación o colaborar en buscar ayuda e información. Pueden acompañarlos en este proceso escuchándolos cuando lo necesiten, participando con ellos en la búsqueda de programas, itinerarios académicos y/o laborales...claro está, en la medida que ellos/as acepten su ayuda o les pidan este acompañamiento, no es aconsejable presionarlas/os o invadir su privacidad. Del modo en que se impliquen los padres, favorecerán o no, que el protagonista del proceso de toma de decisión sea el sujeto, el o la joven, con sus circunstancias personales y el contexto en el que se encuentre (socio-político-económico-familiar), no sólo la información.
Los padres, las madres a veces se desvalorizan o se inquietan con la idea que ya no son necesarios para sus hijas/os, desde luego que esto no es así. Aunque hayan alcanzado cierta autonomía, siguen necesitando que se les trate con afecto, respeto y confianza, lo cual conforma una condición indispensable para que todo proyecto en la vida, en este caso el vocacional/profesional, pueda desarrollarse con seguridad, potenciando la creatividad, cualquier sea el ámbito laboral y/o académico en el que se desenvuelvan.
La problemática motivacional que observamos en los/las jóvenes, sobrepasa los alcances y recursos de la Orientación Vocacional Tradicional. En la década del '80 la mayoría de estos jóvenes hubieran sido definidos como pertenecientes a la categoría de “no orientables” o “predilemáticos”, derivables a una consulta psicoterapéutica. Hoy en día, este fenómeno masivo podría ser considerado como una respuesta fallida a un conjunto de cambios históricos, políticos, sociales, económicos, culturales y familiares, frente a los cuales los orientadores vocacionales como así también las familias, los padres, debemos ser capaces de comprender, de prestar atención y reorientar conjuntamente -jóvenes y adultos- las complejas y diversas respuestas que los/las jóvenes manifiestan actualmente con respecto a una misma circunstancia, como lo es en este caso, la elección vocacional y profesional, con ansiedad, apatía o desánimo...
A los jóvenes les toca hoy construir y afirmar su identidad adulta, definir sus proyectos de futuro y conquistar su autonomía en un escenario particular en el que no abundan buenos modelos de referencia, los tiempos más tiranos que nunca por el avance frenético de la comunicación y sus medios. Este contexto actual impacta en la elección de una carrera u ocupación laboral, alcanzando a los padres quienes, a menudo, se ven en dificultades para ubicarse en un rol efectivo que equilibre la tolerancia y los límites.
Para pensar y reflexionar sobre la OV de sus hijas e hijos, les acerco unas preguntas que pueden ayudar:
- ¿Cómo fue vuestra experiencia en torno a la elección vocacional y profesional? ¿Qué aspectos habéis tenido en cuenta?
- ¿Cómo creéis que influye la cultura actual en la construcción del proyecto de vida de los jóvenes?
- ¿En qué aspectos consideras que los adolescentes y jóvenes de hoy transitan un camino más fácil que el vuestro y en cuales recorren uno más difícil?
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