Volvían cabizbajos por el interminable camino de tierra que los devolvía al pueblo, ya en penumbra. Comentaban impresiones sobre los asistentes...unos no se pudieron despedir a tiempo, algunos lo lloraron, otros lo ignoraron...
Antes de separarse, el más joven hizo la pregunta inevitable "...y dígame, en confianza, sabe usted de qué murió?"
Entonces, después de un largo y pesado silencio, le respondió..
"Murió asfixiado por todas las palabras que no pudo o que quizás, no quiso pronunciar".
Nunca calles lo que sientes, lo que sufres y lo que disfrutas, lo que te inquieta y lo que te amansa...Eres único e irrepetible... el resto merece saberlo y muy especialmente tu.
Comentarios
Publicar un comentario